Entrevista al sr. Reinaldo Lefián. Una conversación con el recordado señor Lefián
Corría 1972 cuando un joven profesor de Matemáticas llegaba a hacer un reemplazo al colegio Mackay. Ese año se convertiría en el inicio de una carrera profesional que se extendería por 42 años en el colegio.
Así comenzamos una conversación con el recordado señor Lefián, un profesor que logró inculcar desde la sabiduría los valores del respeto y la disciplina. A quien esté leyendo esta entrevista le traerá más de algún recuerdo el patio de las palmeras, su perfecta puntería de tiro al blanco con una tiza, esos “trámites” extra escolares que se debían cumplir cuando el reloj marcaba las 7 de la mañana en punto, la invitación a detention los sábados am o la revisión de pelo con su cariñosa mano seguida por una “cariñosa frase” que decía “¡a cortarse la peluca!”.
La verdad es que entrar en detalles no es necesario, porque todo aquel exmakayino que tuvo el honor de tener a un profesor como Reinaldo Lefián, lo recordará de inmediato.
“Son muchas las anécdotas y recuerdos que llevo conmigo de lo que fue mi paso por el Colegio. A modo de ejemplo, recuerdo un día domingo, estando en mi casa me llaman para preguntarme por el aviso en donde vendía mi auto. Yo tenía en ese tiempo una escarabajo del 1981. Pues bien, el aviso aparecía en el diario, con mi nombre, mi número de teléfono y con un precio que era un chiste. Te imaginarás cómo sonó ese día mi teléfono. Al día siguiente, ya intuía por donde venía la broma. Llamé a toda la generación de Cuartos Medios. Los paré en el Patio de las Palmeras y les pregunté quién había sido el de la broma, Tres chicos dieron un paso al frente y asumieron el error. Lo que rescato de esa anécdota es el coraje con el que enfrentaron la situación. Este es un valor que en el colegio también se inculca como parte de la enseñanza que se imparte”.
Para Renaldo Lefián son varios los hitos que forman parte de este proceso de crecimiento que ha tenido el colegio a lo largo de los años. “Algunos de estos fue cuando el colegio comenzó a impartir el IB, la incorporación de la tecnología como parte del currículum de educación, los viajes de estudios al norte y sur del país y el viaje a Europa, todas instancias que han permitido a los alumnos expandir las fomentar de sus conocimiento”.
“Creo que es muy importante que un profesor haga carrera en un colegio, ya que es la manera que este logra entender e identificarse con la cultura escolar o ethos institucional, y es lo que siento que me sucedió en el colegio. Esto me sirvió para conocer el comportamiento de los alumnos, de los profesores, de las familias y de la filosofía que forma parte de la historia del Mackay”.
Hechos como el aluvión del 1984, el terremoto de 1985, la inesperada partida de algunos alumnos, profesores y apoderados, también son parte de la bitácora de este profesor que supo cómo enseñar a sus alumnos desde una mirada en donde las reglas y la disciplina nacían desde un por qué y un para qué.
“Soy un convencido de que el estudiante debe ser feliz y que la educación es la llave maestra para la vida. Me da gusto ver cómo muchos de mis alumnos hoy son grandes líderes, profesionales exitosos, un resultado que es producto no solo de la formación del colegio sino de las familias que estuvieron ahí detrás para apoyarlos. Acá quiero destacar a labor del Centro de Padres, en especial, de Leticia López. Soy un agradecido de haber tenido la oportunidad de contribuir en la formación de tantos alumnos y tengo la satisfacción de haber conocido a familias encantadoras”.
Cuesta resumir en pocas líneas la tremenda labor y legado que Reinaldo Lefián dejó en el colegio Mackay y el corazón de tantos alumnos. Son recuerdos que a través de esta entrevista regresan a un presente para llevarlos a cada uno de esos exmackayinos que tuvieron el honor de ser parte de la vida de este gran profesor, conocido simplemente como el “señor Lefián”.