Entrevista a Guillermo Argomedo, “Aprendizajes junto a una guitarra”

Entrevista a Guillermo Argomedo, “Aprendizajes junto a una guitarra”

Con solo 22 años, Guillermo Argomedo llegó al Colegio Mackay, en donde permaneció por 44 años haciendo clases de música, una de sus grandes pasiones.

“La oportunidad del trabajo en el colegio llegó en un momento complicado para mí. Venía de una experiencia en el mundo de la educación pública. Fue una experiencia inicial incierta y llena de contradicciones personales.  Sin embargo, acepté ese primer trabajo con una jornada completa a cargo de la Enseñanza Básica”.

Solo dos o tres semana después, un nuevo desafío laboral se presentaría para este recordado profesor. Debía hacerse cargo también  de las clases en la Enseñanza Media. “Y así estuve por cerca de 6 años. Llegaba a las 8 de la mañana y terminaba cerca de las 18:00 horas. Eran jornadas muy intensas, pero las recuerdo con mucho cariño”.

La pasión con la que Guillermo Argomedo llevó a la práctica su profesión, le permitió  inculcar la belleza del arte y de la música en sus alumnos. Ello fue cimentando las bases para conformar un departamento de arte, que con el tiempo se convertiría en uno de los  más grandes del colegio. “Cuando comencé a hacer clases, habían pocos implementos. Recuerdo que había un piano y unos pocos panderos. Mi guitarra fue fundamental en  todo ese período. Con ella iba a todos lados y era mi apoyo principal para las clases”.

Con el tiempo, el departamento fue tomando forma y convirtiéndose en el lugar desde donde  nacieron grandes iniciativas junto a  los alumnos. Cómo no recordar los cafés concerts, obras musicales y los clásicos Nativity Play que se hacían a fin de año. “Aún tengo muy presente el último Nativity Play que tuve a mi cargo. La Parroquia de Reñaca estaba llena. Fue muy emocionante”.

Quienes fueron sus alumnos lo recuerdan como un profesor visionario e innovador, que salió de los esquemas tradicionales de una típica clase de música para apostar por ideas que dejaron una huella en el aprendizaje de cientos de mackayinos.

Musicales como “Desde los ojos de Emilia” y “Amo Valparaíso” aún quedan como testimonio del paso de este profesor por el colegio, quien a través de la  música contribuyó a escribir parte de esa historia llamada  Mackay.

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